
Puckllay, (palabra del quechua para jugar, juego o carnaval), retrata a un asistente al Carnaval de Andahuaylas. Es una fiesta que reafirma la cultura andina, agradece a la tierra, al agua y a la fertilidad, y es un momento de confraternidad entre los pueblos del Perú y del extranjero. La palabra "Pukllay" significa "jugar" en quechua y representa la esencia del carnaval andino, relacionado con el ciclo agrícola y la conexión con la naturaleza y los dioses tutelares.

En esta obra, la mujer en el centro de la escena no es solo un objeto de contemplación: su presencia y vulnerabilidad iluminadas plantean preguntas sobre su punto de vista. ¿Se siente observada? ¿O es ella quien, desde su posición, nos desafía con su propia mirada invisible? La obra invita a reflexionar sobre los roles de poder en la percepción: el espectador, los personajes y la retratada coexisten en un ambiguo juego de miradas